Línea Caliente
Por: Édgar Hernández
En el marco del “destape” de la zacatecana Rocío Nahle, sobre quien pesan señaladas sospechas de corrupción, la oposición se fortalece colocando en un primer plano a Pepe Yunes, como puntero de acuerdo a los últimos sondeos estadísticos.
La Nahle nomás no entra.
Y es que a su ominoso pasado se suma una violenta reforma constitucional que le abrió la puerta para contender por la gubernatura desdeñando a más de cuatro millones de mujeres veracruzanas con derecho a votar y ser votadas.
En paralelo, paulatinamente pierde fuerza la embestida morena que ha venido argumentando en contra de que Pepe Yunes no debería contender por la gubernatura ya que perdió en el 2018 olvidando, si fuera el caso, ejemplos extremos de perdedores.
Acaso para los morenos es mejor no recordar que el exponente de perdedor está en el propio Peje quien fue arrasado por Fox en el 2000, que fracasó en el 2006 con Calderón y que fue apaleado en el 2012 por Peña Nieto.
Hoy tramposamente la señora Nahle se defiende señalando que “Es un honor” que partidos de oposición hayan denominado a la reforma al artículo 11 de la Constitución del Estado de Veracruz, “Ley Nahle”, cuando bien sabe que la votación no solo fue producto del mayoriteo de Morena, sino que se hizo además en periodo extraordinario prohibido por la ley.
La imposición de Nahle se da en momentos en que la figura de Pepe Yunes cobra relevancia por su honestidad de la cual carece la zacatecana; por su trabajo en Veracruz en donde esta dama no tiene registro social ya que vivió por un tiempo –y no 30 años como argumenta- en Minatitlán, y por el liderazgo del peroteño en más de dos terceras partes del territorio veracruzano donde esta mujer no ha puesto un pie.
Llaman la atención los argumentos de la titular de la Secretaría de Energía, en defensa al reclamo de los partidos opositores a Morena que han tildado como una reforma “a modo”.
“Es un honor que pongan mi nombre, y segundo, la Constitución, en su artículo primero establece la no discriminación”, subrayó.
Pasa por alto que dicha reforma no es por un tema de derechos humanos o de inclusión, sino por una imposición política de AMLO.
Pasa por alto que en Veracruz 8 millones 300 mil nacidos en estas tierras están en primer lugar de alguien como Rocío Nahle, de dudosa reputación quien de pronto manifiesta “preocupación” por Veracruz.
De igual forma, rechaza que esta reforma, se haya hecho a la medida o con dedicatoria a su persona, un rechazo irracional si consideramos que la reforma no se la hicieron para que Ricardo Ahued fuera el candidato.
Tampoco entra en ese razonamiento el apresuramiento legislativo para aprobar la “Ley Nahle”, mismo que se concede para que pudiera registrar su candidatura en el 2024 sin que se lo impidiera la propia Constitución veracruzana.
Argumenta además que el Congreso del Estado tiene la autonomía para decidir cuando bien sabe que el Congreso está bajo las órdenes de Cuitláhuac García y que el propio gobernador es un mozo del presidente López Obrador.
Así que, a otro perro con ese hueso.
Veracruz, que a lo largo de su historia –hasta el 2018- ha aportado lo mejor de sus hombres; que han encabezado por ocho veces la Presidencia de la República; que ha dado secretarios de estado, premios Nobel; científicos y juristas ilustres y que ha representado a México con alta dignidad –no como lo hizo la señora Nahle ante la OPEP- y que ha defendido con las armas nuestra independencia en cuatro ocasiones, no se puede dar el lujo de que una oportunista llegue a la primera magistratura estatal.
Que si sus defensores señalan que Veracruz ya está harto de Pepe Yunes o cualquier otro de ese apellido que ni siquiera parientes son; que si les parece muy viejo Juan Manuel Diez o el propio Dante o que ninguna veracruzana tiene derecho, pues que primero le revisen las cuentas de 30 años en que empezaron las raterías de su esposo en PEMEX, que lo tuvieron al borde del suicidio.
Luego, que le den un repaso a la nómina de la Secretaría de Energía, en donde tiene a más de 30 familiares, así como sus negocios multimillonarios con los Hayek y Quintanilla.
Que explique sus ligas con el crimen organizado en donde se le señala como correo; que se escarbe en su declaración patrimonial que nunca presentó y que rinda cuentas por qué el gasto de 240 mil millones en una refinería que no produce más que lástima.
Después de eso definamos lo que es racismo y oportunismo político.
Por lo pronto esta fina dama, a pesar del apoyo de Morena, no goza de la simpatía de los veracruzanos, basta salir a la calle y preguntar.
Tiempo al tiempo.